martes, 28 de febrero de 2017


"DE LO HUMANO A LO DIVINO"
Desde nuestra vivencia y experiencia a Ud. Un compartir en esta hora de búsqueda y de sobrevivencia del Planeta. jleandrof182@gmail.com Wasap: +506 6002 7785 laurajimi07@gmail.com +506- 88358816

Resumen
Nuestro texto “De lo humano a lo divino” es el inicio de la recopilación de la experiencia de la cotidianidad vivida intencionalmente con una dimensión de trascendencia, que llamamos espiritualidad. Creemos que estos son conceptos que no tienen patente institucional sino que pertenecen al género humano, sin embargo, es este el que por diferentes motivos, con excesiva facilidad, se deja arrebatar dicho patrimonio cultural y de su propia naturaleza.
         Por otra parte, para muchos la cotidianidad se ha vuelto un peso hasta insoportable que viene siendo causa de múltiples efectos perniciosos para su salud integral y la de su entorno. Así mismo, es bastante común el dualismo que tensiona la vida de las personas al separar cotidianidad con espiritualidad, creyendo que han de salir de aquella para buscar momentos de esta. Dando como resultado en un significativo porcentaje el así llamado “divorcio entre fe y vida” (un mal de nuestro tiempo).

         Lo que pretendemos con este trabajo de reflexión es poner nuestro granito de arena frente a un ingente desafío: la construcción de un mundo nuevo a partir de hombres nuevos. Con la certeza que otros ya están haciéndolo y otros se irán uniendo en esta inmensa tarea que como individuos nos supera pero no como Humanidad.

INTRODUCCIÓN

         La búsqueda de sentido y la necesidad de desarrollarnos como seres humanos constituyen parte de las principales demandas que todos sentimos a lo largo de la vida. A esos objetivos consagramos gran parte de nuestro tiempo y lo mejor de nuestras capacidades. Pese a todo, todavía no se logra con creces los objetivos propuestos en altos porcentajes de la población (1).
         En el afán de buscar las causas de este desajuste antropológico y social hay quienes señalan que el papel fundamental de la educación viene siendo deficiente y falto de eficacia (2).
         Nosotros participamos de los que creen en la necesidad de participar en la construcción de nuevos paradigmas en todos los ámbitos de la convivencia humana, con el afán solamente de
El seno de lo Divino es la Realidad: Encontrarla es el mayor acierto; buscarla afuera, el mayor desacierto.
            Aquí hablamos del “respeto”, el “amor como don” y la “acción de gracias” frente a los nuevos desafíos. Términos  que bien entendidos son el punto de partida y de llegada para una nueva forma de vivir la cotidianidad. Una manera de incursionar en la vida como el lugar mismo donde se encuentra la trascendencia. Un enfoque anterior al dualismo, y marginado por este, pero perdurable y respetable como su adversario.
             
           La espiritualidad alimentada desde la cotidianidad no cesa de ser creativa, emprendedora y socializadora; es connatural a su medio: el mundo. Es el alma del mundo. Cultiva el arte, emprende proyectos, involucra a otros desde sus respectivas capacidades.  El termómetro de su verdad son las acciones, la empatía, la tolerancia, el respeto y valoración del otro y del entorno por igual.
            En este artículo recogemos contenidos de un trabajo más extenso y diverso titulado “De lo Humano a la Divino” con carácter propositivo y que nos plantea desafíos de encontrar respuestas trascendentes que necesita nuestro espíritu dentro de la misma vida diaria en que nos desenvolvemos. Tratándose de un objetivo social y ecológico, y no solamente de éxito personal, de manera que hablar de salvación es hablar de salvarnos todos como especies vivas que estamos desapareciendo por efectos  creados desde  una existencia sin o con una espiritualidad ineficaz y que finaliza frustrando a las personas.
            Si todo lo que hacemos, pensamos y sentimos lleva un sello de nuestra espiritualidad será, entonces, fundamental que  nos preguntemos ¿Qué clase de espiritualidad tenemos?

Laura J.M.
Joseleandro F.G.






El respecto, base de la comunicación constructiva


Descripción: atardecer1.jpg

           El respeto es una palabra poco agraciada hoy día, por diferentes motivos. Se cree que es una carga, una imposición, una exigencia de los otros que se creen que son más, que tienen más poder, que quieren incomodar la vida de uno… Sin embargo, el respeto es la base de la convivencia humana, sin la cual es hasta impensable…, de hecho, tenemos a la vista los extremos que nos desgarran el alma.




La pregunta pertinente aquí es: ¿Cuál o cuánto es el respeto que sentimos y tenemos por lo cotidiano?
Pensar o sentir “respeto” está relacionado con “respuesta”; o sea, el respeto es esencialmente una comunicación con respuesta: ¡un diálogo! Es decir, que una muestra de respeto es dialogar, y para dialogar hay que escuchar. La escucha activa es muy distinta de la pasiva, porque atiende con atención y afecto al otro y a lo otro (Lo otro tiene vida como nosotros).
En este caso, lo otro es la cotidianidad; no cualquier cotidianidad sino la nuestra; es decir, esa en la que estamos inmersos y que somos parte de ella. Por lo tanto, no debiera sernos extraña ni lejana, mucho menos adversa o enemiga, sino cercana y amable; y transformarla de tal manera que se convierta en nuestro lugar para nuestro crecimiento y plenitud sin dañarla ni menoscabarla.  Este es el desafío para muchos y el logro de algunos.
Esta inclusión en ella y viceversa no es como tratar de juntar el agua con el aceite, es decir, dos elementos distintos sino que en ambos lugares está el mismo carácter sagrado. De manera que la cuna de lo divino es lo que somos y la realidad que nos rodea en el mismo nivel.
El respeto a la diversidad conlleva la tarea de construir la identidad propia. La verdad es una búsqueda, un camino,  una sucesión de encuentros con algo siempre nuevo. No es conveniente ni el acostumbramiento a una sola ideología religiosa como tampoco al rechazo sin más y desentenderse de una dimensión trascendente de la vida humana.
Esta mirada de nuestra cotidianidad se convierte en la puerta de entrada de tal manera que vivir en ella nos sirva no tanto de trampolín para otra vida sino de inserción en la vida plena, llena del misterio de amor que es nuestro Creador o la Naturaleza misma para quien así lo considere.
“De lo humano a lo divino” incluso puede ser más específico y decir “Lo divino en lo humano” o, incluso unificar: humano y divino es lo mismo. Estar en la realidad es estar en lo divino. Así, el enfoque de espiritualidad que buscamos  es el que nos  ilumine esta dimensión trascendente de nuestro aquí y ahora, capaz de quitar la cáscara y entrar en su misterio  revelador de lo divino. Si escuchamos nuestra alma podemos percibir su clamor por vivenciar lo divino en lo humano como lugar para su realización plena de su individualidad personal, social y ecológica.

Las consecuencias prácticas, espirituales y existenciales de este principios son de lo más necesarias en nuestro tiempo, porque el divorcio entre fe y vida ya no puede ser mayor, y de consecuencias desastrosas, ya sea por la vía de la indiferencia o por  la falsedad e hipocresía; es decir, que abunda una forma “reactiva” de vivir, de la que hay que pasar a una forma activa y proactiva porque el tiempo y lugar en que estamos lo demanda con apremio.


    Reflexionemos:
  1. ¿Comprendemos el respeto como una forma de expresar afecto y recibirlo?
  2. ¿Hay algunos cambios que deberíamos hacer en nuestra forma de vivir lo cotidiano. Cuáles?
La sumisión, como expresión del miedo.
A veces las experiencias tienen algo en común, no solo en sus resultados sino sobre todo en sus fuentes. En nuestro enfoque de reflexionar acerca de la trascendencia de nuestra cotidianidad cabe considerar la cara opuesta de esa maravilla, y es el lado oscuro de nuestra de nuestra vida. Nos referimos al miedo.
El miedo comienza con el temor. Ese sentimiento que desde la infancia puede ser alimentado por una equivocada interpretación de carácter religioso y porque se cree que facilita las cosas a la hora de ejercer autoridad. A veces, sin darse cuenta se utiliza con aparentes fines beneficiosos…, pero no lo son en realidad.
Con el paso del tiempo, ese enfoque se le puede convertir al individuo en su propia cárcel. Cuando no existe la conciencia y decisión de no dejarse manipular por nada ni nadie externo, entonces el terreno está preparado para crear esclavos, sumisos y encarcelados. Y por desgracia, sobran los motivos de los que se creen ser señores de los demás.
¿Qué hay que hacer?   -¡Despertar!
Creemos que de frente a nuestros miedos tenemos dos formas de vivir: hacer de ellos un “sensor” que nos ponga en alerta y en disposición de luchar para ser libres o que asumamos un estilo de vida con resignación.
Seguramente conocen la historia del elefante que desde pequeño fue encadenado, y al principio luchó para soltarse hasta provocarse daño; pero llegó día en que dejó de luchar; y cuando sus dueños le cambiaron las cadenas por  una cinta…, él dejo de luchar: se había resignado a vivir encadenado.
El temor a luchar, al cambio, a lo diferente nos puede encadenar, y aunque no seamos felices, nos entregamos a la resignación, siguiendo absurdamente atados. Claramente, esto atenta contra nuestra dignidad humana y de hijos de Dios... y desgraciadamente es más común de lo que parece.

“Para crear hay que creer”

El punto de partida para transformar la cotidiano en escenario de lo divino, es decir, nuestra vida y nuestro trabajo en el lugar donde ocurre la acción de Dios, es posible a partir de creer. La  fe en sí mismo se puede reconstruir y constituye el piso para edificar la propia vida y unirnos a la vida de todo lo que nos rodea. Estamos incomunicados cuando llegamos a perder la fe en nosotros mismos; y la incomunicación es inmovilidad, estancamiento, tristeza y resignación.

El camino a la libertad es arduo, qué duda cabe; pero con auxilio del Espíritu que anida en nuestro ser no hay montaña que se resista. Es la historia de liberación que cada uno puede escribir si se lo propone de una vez por todas. Una historia que se desenvuelve en la cotidianidad, allí donde se encuentra lo divino. Es lo divino que transforma lo cotidiano en su verdad, sacándola de la oscuridad, odiosidad o simple indiferencia (que es des-amor).

Así mismo, el camino de creer para crear no es individualista sino comunitario. Es decir, no lo vamos a lograr si pretendemos hacerlo solos, con nuestras propias fuerzas nada más; esas fuerzas personales se ven potenciadas con el auxilio de los otros que nos ayudar a avanzar. Precisamente, uno de los males de nuestro tiempo es el individualismo, un lugar a donde hemos sido conducidos para hacernos débiles y frágiles  y permeables.

¿Cuál es el tipo de fe que profesas? Es liberadora o es para conservar lo que hay?

¿Cuál es el lugar y la importancia que ocupa la fe en tu vida cotidiana: es algo secundario o es el motor de tu vida?
Principales puntos: El respeto no es sumisión. El respeto es amor. El sano respeto comienza por uno mismo: que se respeta, es decir, se ama, se valora, y se tiene confianza. Cuando se respeta al otro no se le ve como superior sino solamente como distinto. La persona que se respeta a sí misma no se culpa, no vive en el pasado, no se deja angustiar por el futuro, sino que vive su presente con libertad y plenitud.

La Identidad: un misterio



1. ¿Cuál es el grado de respeto (amor) que tenemos por nuestra identidad (dignidad) y la de los otros?

2. ¿Hemos tenido en cuenta que en definitiva somos, y los otros también, misterio, un don, una gracia; y cuál ha sido nuestra actitud frente a él?

3. ¿Estamos dispuestos a aceptar que como misterio que somos podemos trabajar para nuestro desarrollo sin límites?

Cuando valoramos nuestra dignidad y exigimos el trato digno de los demás, en nuestro espacio cotidiano, entonces, la atmósfera de la convivencia toma otro color, otro tono, tiene otra calidad. Ahora bien, tanto en aquellos casos que los demás ofrecen ese trato digno y afectuoso, como en los casos en que la persona así lo requiere, siempre ha de haber la participación activa de uno mismo. Es decir, tener conciencia de la dignidad de su identidad.

Esta conciencia se muestra, en primer término, creyendo y procurando el desarrollo de nuestra identidad, en su renovación y reconstrucción. Este carácter dinámico hasta hace pocos años era impensable, pero hoy día es conocido como la neuroplasticidad del cerebro; es decir, que somos seres en permanente construcción de nuestra identidad que responde a cómo pensamos y al entorno en que nos desenvolvemos.

Y nuestra identidad, nuestro ser, está hecho para amar. Capacidad que recibe y entrega; es parte de nuestra naturaleza social. Todo esto dicho teóricamente no ofrece problema, más en la vida cotidiana sólo puede ser fruto del buen cultivo intencionado y perseverante del amor.


El don del amor

El amor visto como un don es un buen punto de partida para aunar a él, respeto y todos los valores que lo hacen humano y humanizante, de uno mismo, de los seres queridos y del amado planeta. Valores acompañados de sus respectivas actitudes y modales que hacen de la vida junto a otros un verdadero oasis de cielo en la tierra.

El amor como don, es una forma de acercarnos  de manera humilde y disposición sin límites, en el sentido que el amor, al final, no nace de uno mismo sino que más bien es algo que se recibe: la capacidad de amar y de ser amado. ¿De dónde o de quien se recibe? No hay que enredarse, basta respetarse entre los que creen que Dios nos da la capacidad de amar y a quien amar, o los que creen que es la Naturaleza.

Sin dejar de tener en cuenta que a la experiencia se llega a partir de nuestras creencias. Y cuando esas creencias son sanas y bien intencionadas, se trata de lograr la coherencia, para que la vivencia cotidiana sea la cristalización de ellas.  Cuando no es el egoísmo u otra pasión de este tipo la que reina en uno o en ambos, entonces, el amor establece su morada haciendo de cada uno un árbol frondoso que crece al lado de las aguas del Espíritu que todo lo vivifica en la vida cotidiana.



Descripción: Rosa gallica

·      No te consideres ni te sientas superior ni inferior al otro.

·      No pretendas superarte tú a costa del otro.

·      Busca y procura en primer lugar el bienestar del otro.

·      No temas equivocarte; teme no reconocer tus errores y pedir disculpas.

·      No pierdas el sentido del humor.

·      No te quedes sin expresar todo buen sentimiento y felicitación al otro.



Aquí lo importante es que en nuestra cotidianidad nos sintamos protagonistas y constructores de esta hermosa experiencia de vivir en al amor. A esto llamamos espiritualidad, que es el objetivo único de nuestro texto sin más.  Nos referimos a espiritualidad respetando la religión o no religión que cada uno tenga. Y desde allí se tiene que construir y vivir su espiritualidad que hace referencia  a la dimensión trascendente y solidaria que alcancemos.

No se trata de no creer, sino de considerar ¿En qué creemos? ¿Qué es lo que generan las creencias? Y así darnos cuenta de la importancia que sea nuestra conciencia el motor de la vida. Es finalmente solo nuestra conciencia la que puede dar coherencia a nuestro vivir. La doctrina por sí sola no alcanza a gobernar la vida de una persona, más bien se queda en la periferia de la razón. La razón no mueve la vida de una persona, solamente sus ideas.

Es la conciencia la que puede gobernar la vida del ser humano; sin embargo, se hace tan poco por formarla y respetarla. En gran medida, porque una persona con conciencia es más autónoma, más libre; y habría que aprender a acompañar personas así que en muchos ambientes pasan a ser consideradas problemáticas. ¿Se forma para la libertad o para mantener seres controlados y controlables? La verdadera libertad no atropella a nadie ni elige hacer el mal.

Vivir en nuestro entorno (cotidianidad) con conciencia significa estar despiertos; vivir dándonos cuenta que cada instante es un torrente de novedad, de gracia, de amor, así sean las cosas más simples. Significa vivir y hacer cada cosa con pasión… Si comparamos ese entorno con un lienzo, el que pintamos con pinceladas de amor: ni agrediéndose ni agrediendo a nadie, busco la comunicación, disfruto mi realidad, no destruyo sino que siembro y cuido… Esta es la manera de vivir y enseñar a vivir; por el contrario, pensemos en la realidad opuesta que explica a tantos niños que no ven en sus hogares ni vida ni vitalidad sino cansancio, rutina y resignación. Esto explica su falta de motivación y hasta amargura en su diario vivir. Son niños etiquetados con sentencias negativas y destructivas como: “no sirves”, “no puedes”…

Vivir en el amor como un don significa, entonces, darnos cuenta que somos protagonistas en la construcción de nuestra senda de vida, siendo responsables con nosotros mismos en primer lugar, y actuando desde nuestra libertad. Esta aspiración no es fruto del egoísmo ni de la soberbia sino de la humildad de sentirse amados y enviados a amar por el mismo Creador. El amor como don no crea seres sumisos y temerosos sino hijos y paladines de una vida sin cadenas de ningún tipo.

1.      ¿Tienes la capacidad de amar y dejarte amar?

2.      ¿Te mueve la  conciencia en tu diario vivir?

3.      ¿Estas contribuyendo con tu vida a que los otros conozcan lo que el amor como don?


Acción de gracias y desafíos

Concebir que lo divino está en lo humano no es algo nuevo, solo que puede ser algo incómodo para algunos. Incomodidad que nada significaría sino es porque se enseña y se llega a contagiar a otros. La frase “por sus frutos los conoceréis” es válida en este campo para constatar cuales son los frutos  en un Continente que se dice ser creyente y sus prácticas están lejos de esos ideales.

Por lo tanto, es válido buscar caminos más eficaces, más verdaderos, más reales y adecuados a las dificultades y oportunidades de nuestro tiempo y lugar. Es aquí y ahora donde se construye  la vida o la esclavitud de las personas; y es la responsabilidad de todos buscar los puntos de reencuentro con lo divino que por diversas causas se han roto o perdido.

Buena parte de la humanidad ha tomado conciencia que no puede seguir ni esperando ni caminando por donde la han llevado, porque sencillamente es un camino hacia su propia extinción. Ninguna especie se salva si el Planeta colapsa. Por lo tanto, la acción de gracias que aquí planteamos es frente a las oportunidades que tenemos; esas oportunidades que son desafíos; que demos gracias por los grandes desafíos que son necesarios asumir sin más distracciones.

Estos desafíos conllevan un cambio de paradigma, un cambio de forma de pensar y de actuar. Por ejemplo, nuestro objetivo de hoy urge que sea no vivir en la tierra, sino cuidarla; y paradójicamente, cuidarla, no de otros sino de nosotros mismos. Nuestra especie es la más corroedora del Planeta, al punto de llevarla a poner término a su era geológica normal.

Así entendemos nuestra acción de gracias: como un darnos cuenta dónde estamos, cómo hemos llegado hasta aquí, y la urgencia de levantarnos a partir de nuestra realidad cotidiana hacia una plenitud que está dentro y en nuestro entorno mismo. No se necesita emigrar ni salir al espacio etéreo, sino adentrarnos con la luz que nos da el don del amor en nuestra esplendorosa realidad, hoy por hoy tan maltratada, ignorada y menospreciada.

Aquello que se había etiquetado como profano pasa a ser el lugar del encuentro con la plenitud, con la verdad y el amor,  capaz de saciar el hambre de nuestra alma que busca sentido, horizonte e infinitud a nuestro alcance. Este es el motivo para una gran acción de gracias. Solo que no es un punto final, sino de partida, porque una conciencia despierta puede percibir las oportunidades que representan los obstáculos y dificultades que hay en nuestra cotidianidad y entorno.

¿Qué lugar ocupa cada día la acción de gracias?

¿Tu acción de gracias comprende ver los desafíos?

¿Tienes la capacidad de ver en los obstáculos, oportunidades?


Principales desafíos

El día que como fruto de nuestra evolución de conciencia, asumamos la corresponsabilidad que nos corresponde en relación con nuestra propia evolución y el cuidado de nuestro entorno…, ese día comenzará a cambiar la faz de la tierra. Porque de lo que se ha carecido en el último tiempo es de proactividad y participación corresponsable con el devenir social y ecológico.

El nuevo ser humano ha de ser aquel que ame la tierra, la cuide, respete y cultive sin caer en su explotación ni contaminación indiscriminada.  Con una nueva mentalidad que no se crea que es la especie más importante, sino solo importante entre todas las demás también igualmente importantes.

Este sueño comienza a ser realidad con la evolución de nuestra propia conciencia. Recuerdan ustedes el relato del anciano que se dirige con una pequeña cuchara en la mano hacia la montaña, y quienes lo ven se ríen porque al preguntarle qué es lo que pretende hacer, él contesta que mover esa montaña… Más para su  sorpresa él les dice: “ya sé que con esta cuchara no voy a mover esa montaña; pero alguien tiene que comenzar”.

El despertar de una conciencia tiene alcances inimaginables e insondables. No es del todo cierto que una sola gaviota no hace verano, porque la energía de ese nuevo ser no se queda encerrada en sí misma sino que genera movimiento y acción a su alrededor físico y no físico. El cambio de mentalidad nos hace ver y sentir que no todo está perdido;  que no hay que dar cabida a la resignación ni por un segundo; porque no hemos nacido para ser esclavos y para vivir culpándonos sino que vivimos en un  tiempo para fructificar, para retoñar, para crecer y dar frutos aquí y ahora.

Estos son los verdaderos desafíos; más allá de nuestro propio éxito, está el éxito de encontrarnos con quienes somos y para qué estamos en esta vida. Entonces, lo divino en lo humano termina de ser una frase y comienza a ser una experiencia sin límites, sin fronteras ni muros.

¿Cuál es el desafío que más te reclama tu realidad que asumas?

¿Qué te impide hacerte corresponsable de la supervivencia del Planeta?

¿Estarías dispuesto-a a contribuir que otros “despierten” de su sueño de resignación?


La esperanza con nombre

La energía de la Esperanza no admite pesimismo ni mucho menos negativismo frente a la realidad en que nos encontramos. Solamente esos seres extraordinarios son quienes se vuelven los indispensables para salir del mismo caos. Aquella afirmación que la educación es el último recurso que le queda a la Humanidad para enderezar el camino que la conduce al desastre total es muy decidora; pero también te invitamos a considerar el gran valor que tiene para la construcción del  hombre nuevo el desarrollo de las artes.


La educación como camino hacia un humanismo integral

La cultura del descarte de que habla el Papa Francisco tiene que ver con una forma de tratar a la persona de acuerdo solamente a su capacidad de consumo que posee; es decir, si no cuenta con dinero para comprar y consumir, entonces, simplemente se le descarta; no se cuenta con esas personas… y así hay continentes enteros en abandono total.

La educación no se libra de esta desviación de sus originales objetivos, cuando el estudiante pasa a ser un mero cliente; y un objeto de consumo al cual se le vuelca una cantidad de saberes, sin preocuparse de quién es la persona que los recibe ni cuál es el mundo que le tocará vivir. El concepto de “educación bancaria” de P. Freire hace relación a este tipo de prácticas desalmadas.

    Aquí no se trata de ser inteligente cuánto de ser sensible y empático con el otro; sin esperar la petición del otro, es uno que a partir de su riqueza espiritual de lo cotidiano  se adelanta a dar un trato personalizado y lleno de amor. De inmediato, al amor vivifica, enaltece, alegra la vida del otro; genera confianza y acción de gracias.

    Todo esto no llega a existir cuando nuestra conducta procede de una cotidianidad rutinaria, limitada, sin Espíritu ni diálogo con la dimensión trascendente de las cosas, y del tiempo y del lugar que habitamos. Entonces, nos volvemos ciegos y sordos ante el dolor de los demás. La sociedad de nuestro tiempo se caracteriza en gran medida por estas características.


Humanismo integral

    El humanismo integral comprende el desarrollo; pero no solo económico, sino en todas las áreas de la Persona y del Planeta.  La persona integral tiene todas sus partes, mental, emocional, corporal, espiritual, cultural, social, económica, etc. en un nivel saludable y tendiendo a la plenitud

    El humanismo integral solo puede comenzar y cultivarse en la vida cotidiana llena de Espíritu; es decir, “integral”. La realidad se ve mutilada cuando se reduce a la materia, sin tener en cuenta que esta misma materia es energía, es espíritu.  De allí, la premura y necesidad que vivamos nuestra cotidianidad como la cuna de nuestra trascendencia y nuestra vida espiritual. Es de esa unidad, y solo de ella, que podrá salir el hombre nuevo para un Planeta nuevo.

  1. ¿Cuáles son las características de nuestro humanismo?
  2. ¿Tendríamos que identificar más la presencia del Espíritu en nuestra vida cotidiana?

 Nueva educación

    La educación es una de esas actividades que lleva más tres siglos sin modificación alguna de fondo y forma. Es parte de esas férreas estructuras de la sociedad que no es fácil actualizar; no porque no se vea la necesidad sino porque no se encuentra la forma nueva para aplicarla. “Este un tiempo de muchas preguntas, confiesa una autoridad en el campo de la educación,  y no tenemos respuestas”.

    

Esta nueva educación requiere de verdaderos profetas de un mundo nuevo de parte de los educadores, que recobren el espíritu de la vocación y de la misión para impulsar la construcción del hombre nuevo sobre la tierra.  El discurso por sí solo, esta de lo más desprestigiado y no mueve a nadie a dar los pasos que hay dar con libertad, valentía y solidaridad. Por otra parte, la estigmatización, ya sea de los jóvenes como de los adultos, es lo más fácil y cualquiera la repite; es fácil criticar y no hacer nada. Es una conducta propia de quienes no reflexionan sobre lo que dicen y hacen. Estos son tiempos para ser levadura en la masa.

    Una educación nueva junto con una vuelta al cultivo de las artes representa ese camino tan buscado y todavía no encontrado para avanzar hacia la vida humana y ecológica

¿Crees que la educación es el camino para revertir lo que se viene haciendo mal?

¿Cuál es el vínculo que ves entre vida cotidiana como foco de espiritualidad y la educación?



Las artes como ventana del cielo a la tierra

    El arte es manifestación del alma expresando un clamor de humanidad y de humanización. Expresan la belleza, la armonía, la estética, la alegría y el dolor humano y de la Naturaleza. Llegar a ser artista es el culmen de la vida para un ser humano, en cuanto que vive conectado con lo espiritual, con la belleza y todo lo que incluye para ser tal. El artista no se improvisa, es el fruto de largos caminos de formación, de estudio, de prácticas, de silencios, de contemplación. Muchas veces, son incomprendidos, despreciados y envidiados por los fabricantes de la rutina, el consumo y la avaricia.

    Sin artistas y sus obras, nuestro mundo se vuelve oscuro y pesado, pierde la luz y la belleza que anida en el espíritu de los artistas. Como sociedad deberíamos cuidar y fomentar el desarrollo de más y más artistas en todas sus expresiones para que nuestro mundo conozca su fuente y su final: el amor.

    El arte como expresión de libertad, nos muestra los caminos por andar y aquellas sendas que hay que desandar porque nos han conducido al desorden y al desastre ecológico actual. El arte comprometido con la vida nos puede contagiar de ese amor y pasión que se necesita para transformar nuestra realidad en el lugar para ser artistas.

    “El arte de vivir” tiene que ser más que una expresión, y convertirnos en verdaderos artistas capaces de transformar nuestro diario vivir en el lugar del encuentro con nosotros mismos como expresión de lo pleno y eterno, que es el Espíritu, la Energía que lo constituye y sostiene todo.

    Como fruto principal de esta espiritualidad ha de ser la coherencia. Esa virtud que no se logra por la vía de las creencias racionales y sentimentales, sostenidas desde una estructura jerárquica y piramidal que no tolera la democracia y el crecimiento de todas sus partes. En vez de la autonomía alimenta la dependencia y el infantilismo.

    El arte de vivir en nuestra cotidianidad moviliza, es cierto, nuestra autonomía para abrirnos a la trascendencia, pero no con individualismo, que es nocivo y no proviene del amor sino comunitario y social

    Tenemos que aprender a ser “autónomos comunitarios”; algo que en nuestros días se cree que es una contradicción; y se pretende construir comunidad desde el individualismo. Entonces, ¿por qué no intentar construir comunidad desde lo comunitario? Es cierto, que muchos pueden pensar que esto es ir en contra de nuestra naturaleza, porque parten de que somos egoístas por naturaleza; más nosotros sentimos y creemos lo contrario.

Si estás convencido de la importancia de las artes para la calidad de la vida humana ¿Qué haces para este fin en tu comunidad?

¿Cuáles son las dificultades y obstáculos que hay que superar; y cómo?



Conclusiones

  1. Sin respeto a nosotros mismos no podemos construir nada. Si bien el sistema social en que vivimos procura despojarnos de este valor porque le conviene que más bien funcionemos como cosas consumistas y no como seres pensantes y autónomos.
  2. Pretender amar solamente desde sí mismo es una pérdida de tiempo y con consecuencias evidentes; otra cosa muy distinta es aceptar el amor como un Don al cual estamos convocados a entrar en esa dimensión trascendente y liberadora.
  3. La mejor manera de vivir nuestra cotidianidad en un espíritu de acción de gracias, constatando lo bueno que está ocurriendo así sea envuelto en múltiples inconvenientes. La realidad es como la pensamos.
  4. Entre los grandes desafíos que tenemos como Humanidad está el de una nueva educación y el cultivo de las artes a toda edad y en todos los niveles socio-económicos.

    Es hora de vivir, es decir, de abrazar cada uno nuestra vocación y misión para devolverle la vida al Planeta que agoniza por la acción indiscriminada, irracional y nada afectuosa de parte de nuestra especie. Si bien, algunos se pueden sonreír frente al término “espiritualidad”, no encontramos otro para decirnos todo el potencial que tenemos para hacer el bien y no lo estamos aprovechando porque también nos han enseñado que somos limitados y tenemos que ser eternamente dependientes de todo. Sin embargo, apostamos y proponemos que transformemos nuestra realidad cotidiana en el lugar donde se encuentran lo divino con lo humano, la fuente para ser, hacernos y participar en la construcción de hombre y un mundo nuevo. Esto que pareciera ser una utopía, deja de serlo en la medida que cada vez uno más se une con su acción en esta dirección.

    Agradecemos tu perseverancia en leer este material y sobre todo en difundirlo y trabajarlo en diálogos y talleres con otras personas e instituciones.

“Oh, Espíritu Santo, se nuestro intercesor,

nuestro interruptor para encender la luz del que nos amó hasta doler:

y con esa luz poder descubrir y amar

dicha presencia de lo divino en nuestra humanidad.

Te solicitamos tu presencia,

no te alejes; permanece a nuestro lado

para descubrir en cada minuto de nuestra vida

el amor de Dios.

Haz que avancemos como ríos,

y no seamos como charcos con aguas estancadas… que llegan a secarse.

INTERCEDE  E.S. para que no nos quedemos mirando al cielo,

esperando milagros; sino que con tu ayuda

seamos creadores de ellos, amando, sembrando, cuidando, viviendo…

Ayúdanos para que lo divino de nuestra humanidad

se convierta en acciones en la cotidianidad.

ACCIÓN DE GRACIAS sea nuestra vida,

por crearnos a tu imagen, por amarnos hasta dar la vida,

por permanecer, oh Espíritu Santo.

Gracias infinitas por darnos la vida para vivirla,

y disfrutar en ella su gran amor.

Bendito y alabado seas hoy y siempre. Amen.



Coautora: Lic. Laura Jiménez M.

Descripción: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrH1fq6matHaYz40qvl0Qb8wp-y58sC1oY9MhW4FeiiEDzbCTEOJP3DHJrl1fhcDjqVqfIOaMos1gDSQXMXOnAZPkeU0IDq846i8UAJ3H7Lwr1tXWNWZxOr7aag_Us2d8ZzLU6W1GoCpaQ/s200/coautrora2.jpg
Costa Rica, Alajuela, San Mateo, Desmonte, Enero de 2017.

sábado, 25 de febrero de 2017

REFLEXIONES.... ANALISIS SOCIAL...PROPUESTAS

REFLEXIONES
De joseleandroflores

Introducción
Con el paso de los años se han ido acumulando las reflexiones que aquí encontraras; todas ellas –o casi todas- fueron en su momento subidas a la red global, y con beneplácito recibían la buena y hasta calurosa acogida de parte de una considerable cantidad de lectores deseosos de recibir temas de reflexión y cierto análisis de la realidad.
En esta oportunidad, dadas las circunstancias de tiempo y lugar, dispongo de unas semanas disponibles para elaborar esta parte del trabajo que falta para poner en tus manos este trabajo. Por ahora, voy a redondear en las primeras 400 paginas, y después prepararé  el resto.
               La vida, las circunstancias, la cotidianidad han sido la fuente de estas reflexiones que nacen con la intención de captar algo de la multiplicidad de la riqueza de cada instante. Y lo que más desearía es que también Ud. Apreciado lector y lectora escriba sus reflexiones y las comparta. Estamos en un tiempo en que todos y cada uno ha de poner su granito de arena para rectificar la dirección que tomo la Humanidad hace poco tiempo pero con una velocidad inusitada. Decimos la humanidad porque ella ha sido inducida a dicho descalabro geológico.
               Nuestra Esperanza es la que tiene que fortalecerse como estrategia y herramienta para no caer en el pesimismo ni la indiferencia sino que nos unamos y se multipliquen las células vivas formada por personas de bien que no se resignan a ser meros consumistas inconscientes y manipulados por la gran publicidad.
               Creo que debemos sacudirnos la pereza que no es nuestra pero se nos inocula de la atmosfera que está contaminada por la dominación de intereses transnacionales que disponen de la mayor tecnología pero carecen de sabiduría; aquella que postula que la vida del planeta y de sus especies es sagrada.
               Este es un tiempo de búsqueda de verdades nuevas capaces de sostener a las personas sobre bases sólidas para edificar sus proyectos sin lesionar los de los otros y privilegiando la solidaridad porque todos somos uno; y solamente unidos podremos salir delante de esta coyuntura demasiado desconocida porque es ocultada intencionalmente para evitar el pánico.
               Estamos conscientes que reflexionar no es suficiente, pero es el primer paso para actuar de forma coherente con nuevos principios y valores capaces de volvernos a la comunidad como lugar de vida y de futuro. Y salir de exacerbado individualismo que lo ha inundado todo, hasta lo más sagrado, como es el amor. Apostemos por la grandeza y dignidad del ser humano que esta sobre la tierra para cuidarla, salvaguardarla y procurar su bienestar que es nuestro propio bienestar, nuestro presente y futuro como especie. Este es nuestro llamado inicial y final al poner en tus manos este trabajo que así como lo hemos recibido os lo devolvemos porque somos uno; en unidad estamos por vínculos invisibles pero reales: respiramos el mismo aire, nos cubre el mismo sol, nos alumbran las mismas estrellas; ya es hora que despertemos si estuviéramos dormidos viviendo en un mundo que desconocemos y que no amamos.

Febrero de 2017


I.                  LA PERSONA
Para algunos la religión les sirve para salvarse, y a otros, para perderse. Es decisivo no el lugar donde estemos sino como estamos; no lo que hagamos, sino como lo hacemos; no lo que decimos, sino desde donde lo hablamos... En definitiva, se trata de que calidad de personas que somos. La calidad de una persona se mide por sus hechos; por sus acciones. Hay, por ejemplo, personas que no hablan y son grandes faros de luz; como las hay que hablan mucho y no dicen nada.
                          La frase "la mejor palabra es la que no se dice", nos debiera llevar a comprender lo importante que es la prudencia para hablar y para vivir. Uno tiene que cuidar las palabras que dice, y no hablar por hablar; ni repetir por repetir; es necesaria la reflexión: ¿por qué voy a hablar y por qué voy a callar? El prudente cuida de no ofender, no dañar; así como también, de hablar oportunamente, y hablar lo justo y preciso.
                Los enamorados, si bien son cada vez menos    Llevan siempre el perfume a esta Tierra  Ese, que habla del cielo y de Dios    Y que hace tiempo hizo abandono de las apariencias.  Algunos, mejor dicho muchos, ya no creen en el amor   Porque han dejado de creer en sí mismos.
                El final del día no es final     Si no se cierra con su evaluación    Secreto para mejorar y no repetir    Vía para ascender y no retroceder    Brújula para el faro y no extraviarse    Un día sin final es un tiempo sin término.
El miedo es creado    No es natural, es artificial    Su nido lo establece en el interior de su víctima    Toma diferentes nombres    Hace creer que es protector    Pero todo de él es falso, y su fruto: la esclavitud    Aun en casa de cristal.
                “Cuando lo conoces, no lo necesitas”    El mejor camino es todavía el no andado      Que nos espera rumbo al Bien                El que nos demanda libertad     Confiar en el otro   Ver las necesidades y trabajar por ellas.
                Los que se propusieron volvernos consumistas ya lo consiguieron  Pero no es la última palabra              Hay nuevos seres humanos que no están contaminados  Y nos van mostrando caminos nuevos: son los niños; escuchémoslos.
                                El significado de idolatría es conceder poder a cualquier objeto o idea fuera de sí mismo. Lo curioso es que en nombre de combatir algún tipo de idolatría, se termina reemplazándola por otra. Al final, la victima sigue siendo la misma.
Sin disciplina no se logra nada importante. Y se aprecia cultivándola; de ser así, no tardará mucho en llegar los frutos. Es cierto, que en nuestros días se intentan otras vías, donde el compromiso personal y la responsabilidad casi quedan sin contenido.
                El desafío de construir al ser humano sigue en ciernes porque el rumbo se orientó a construir grandes edificios, autopistas, autos, etc., pero no pensando en ellos sino en hacer negocio también ellos.
                El arte de transformar las ideas en prácticas es el carácter divino de la especie; solo que igual de importante es su calidad y dirección porque hay quienes sirven a la muerte sin ni siquiera darse cuenta que pierden su libertad.
                La alegría refleja la salud del alma de todo ser. Perderla equivale a quedarse sin alma, sin la energía que ilumina y enriquece, que recepciona y acoge la riqueza del otro.
                Cuando se comprende que la vida es camino, entonces ha comenzado la vida, porque creer que es un estado es un error que conduce a grandes desengaños.
                El motor de la vida depende del sentido que se le impregne. Eso, más que una decisión, es una construcción diaria; al punto que más que vivir se trata de “para que se vive”.
                El culmen de nuestro trabajo es la construcción de nuestra existencia…, no alcanzar aquello es quedarse en el camino, así sea ahogado en bienes materiales.
                Un “buenos días bien dicho” es más que suficiente para generar energía, vida, amor, entusiasmo…, como también, mal dicho, genera lo contrario. Todo ser vivo lo que más tiene es su sensibilidad al aprecio como al menosprecio.
                Todos los eventos que tiene la vida son para crecer…, no debiera haber nada que sea para estancarnos; aun los más incomprensibles. De hecho, el peor daño que se le puede hacer a otra persona es impedirle su crecimiento; no importa a nombre de que sea.
                La noche es para que veamos el fulgor de las estrellas   Que nos demos cuenta que no estamos solos   Que habitamos en un Universo infinito   E infinitos somos; y no se trata de soñar;  solamente de darnos cuenta de lo que somos y donde estamos  Y sobre todo por Quien estamos aquí y ahora.
                Cuantos no quieren ver la realidad, no necesitan cerrar los ojos, basta con que solamente se vean a sí mismos. Aquí no se cumple que no se puede tapar el sol con un dedo, porque el ego es tan grande que se puede convertir en egoísmo del tamaño  de una montaña.
                Ocupar los ojos para criticar y juzgar es perder el tiempo; servirse de ellos para contemplar y maravillarse del milagro de la vida y del Universo es vivir y aprovechar su tiempo. La vida no se nos va en vano cuando a partir de ella  hacemos el bien sin mirar a quien.
                El mayor error es creerse ser seres  completos; que no necesita de los otros ni de ningún “otro”. O sea, lo incompleto que son lo mitifican como si fuera un reflejo de la perfección…, cuando es al revés: son expresión de lo absurdo.
               
               Algunos creen que el orgullo sirve para algo…, pero no sirve para nada porque todo lo distorsiona:  A si mismo lo hace creer lo que no es; al otro lo ve en menos de lo que es… o sea, hace corto circuito por todas partes y en todo momento.
                Nuestros errores nos sirven solo cuando los reconocemos. Es decir, cuando rectificamos. Sin embargo, a más de alguno le cuesta reconocer, y entonces, su empecinamiento le juega en contra, volviéndolo más necio. Los errores son las grandes oportunidades para cambiar.
                Siempre hacer lo correcto no es lo más fácil; por eso, muchos prefieren ignorar que es lo correcto para no verse cobardes frente al desafío. Sin embargo solo quienes recorran aquel camino podrán mirar a los ojos a sus hijos y a su generación.
                El mentiroso cada vez que se ve que va a ser descubierto, inventa otra mentira… y así, su actuar se convierte en una maquinaria de inventar subterfugios que no se  los creen ni ellos mismos. La práctica de la mentira solo tiene comienzo, pero no conoce final.
                El arte de distinguirse sin pasar a llevar a los demás es un arte de pocos, porque la mayoría asocia su destacarse con opacar a los demás. Entonces, ¿de qué sirve contar con distinguidos que no incluyen a nadie (que no son solidarios). Y la solidaridad no consiste en dar sino en recibir al otro.
                El compasivo no teme; el intransigente le teme a todo.  Porque el que hace de la imposición su afán, asocia la fuerza y la violencia sus dos brazos; y se autoconvence que todos son sus adversarios y que tiene que convertirlos en victimas… Pobre destino del que no aprende a transigir.
                ¿Cómo se pretende pensar si no se lee? Y ¿Cómo se pretende leer sin comprender? Esto que en algún tiempo fuera absurdo hoy ha pasado a ser casi lo normal. Por eso, quijotes son soy quienes leen y comprenden.
                Aprender a respetar es aprender a vivir. El irrespeto a lo y los demás nos acarrea la muerte (aunque envuelta en la fantasía de la riqueza y del éxito). Los extremos han llegado tan lejos, que algunos creen que respetar los disminuye, les quita algo: poder, altura, prepotencia.
                Para apaciguar nuestros cerebros y centrarnos en las cosas importantes y esenciales de la vida tenemos que comenzar silenciando el bullicio de los medios de comunicación de masas…, a quienes no les interesamos… sus intereses son otros. Entonces, podremos comenzar por encontrarnos con nosotros y con los otros… que nos rodean pero no los conocemos.
                La vida es tan corta y frágil que es inconcebible como tantos no se dan por enterados…. No hay más ciego que el que no quiere ver. Piensan que se pierde la alegría… pero es lo contrario, recién se le descubre, porque una alegría sin raíces no es tal, será una sonrisa nada más.
                Quien no trabaja no conoce lo que hace agradable la vida. El trabajo permite que la persona ponga en acto todo su potencial para resolver problemas y alcanzar logros. Ambos alimentan la autoestima de la persona y su bienestar.
                Aparentar no cuesta nada, solo contar con un poco de falta de vergüenza…, pero la coherencia y autenticidad son irreemplazables para la construcción de la verdad en sí mismos y en la comunicación con los otros.
                Si aprendiéramos a recibir… todo cambiaria. Pero no nos han ensenado ese arte   sino el opuesto.  Por eso, se piensa que si damos nos quedamos con menos; cuando es todo lo contrario: entre más damos, mas recibimos.
                La vida es mágica; solo que hay una permanente lucha  por no creer…, entonces puede llegar a reinar la creencia que nada es gratis, que todo se hace por interés. O sea, así, cerramos las puertas a ser humanos y nos convertimos en cajas de cambio.
                Es un error muy frecuente identificar éxito con realización personal; pero muchas veces, aquel hace añicos a este. Hay éxitos que acaban con la persona, la vuelven tosca, insensible, ciega y sorda a la realidad… y ya no ve más que adversarios.
                Cuando la vida se identifica con un permanente aprendizaje, entonces, todo cambia de ritmo y de color. Desaparecen los dogmatismos y los “yo lo sé todo”, o “las cosas se hacen así porque yo lo digo”… o sea, florece la gran virtud de la humildad: la base para construir sobre verdad y no sobre montañas de mentiras.
                    No importa si no llegamos…, lo importante es caminar. Como también es fundamental la dirección hacia donde se va. Ambos son los aciertos suficientes para concluir que se ha vivido.
               La muerte no es una extraña que espera al final del camino, sino que está presente en cada segundo de nuestra vida. Cada instante que vivimos también es cada segundo que morimos. Así como vivimos, morimos. Solo que la muerte no es muerte sino que es otro nombre de la vida.
                Nos han acostumbrado solamente a ver lo entretenido; pero no nos enseñan  a ser entretenidos… por eso es común que espectadores fieles de la entretención sean las personas más aburridas en la vida real…. Como que quedan agotados o drogados con la entretención.
                Si nos quedamos sin esperanza caemos en la resignación. Bienaventurados los cultivadores y portadores de esperanza porque el mundo agoniza de pesimismo. Muchos se sienten como en una gran prisión…, que al menos, mentalmente hay que pensar distinto.
                Muchas veces vemos problemas donde no los hay. Se trata de como interpretamos los hechos.  Y todo tiene más de una lectura; está  en uno cual elegir. Solamente que para eso hay que ser libre y no dependiente de las opiniones de otros.
                El que no quiere o no puede orar, que medite; el que no quiere meditar, que contemple…  o al menos haga algo que le sirva para conocerse a sí mismo y recapacitar. Lo peor que nos puede pasar es que la aplanadora de la publicidad nos cosifique (vuelva cosas).
                El paso del tiempo  es  en vano si en uno no hay cambios… porque nuestro perfeccionamiento o evolución es ilimitado, solo frenado por la desidia y el conformismo. Por lo menos, quienes no quieren caminar no impidan que otros lo hagan.
                Lo extraordinario no está en lo raro sino en lo cotidiano. La cotidianidad es solamente la piel que cubre lo maravilloso…, pero ¡cuántos no traspasan esa piel y viven quejándose que todos los días es lo mismo!
                Ver es contemplar; mirar no es  ver. La contemplación requiere disminuir tu ego para que crezca en toda su inmensidad y riqueza el otro…, simplemente por ser otro; sin exigencia alguna que tiene que ser extraordinario o especial.
                Si se quiere saber los defectos que uno tiene, basta que se observe lo que se critica a los otros. Son los otros nuestro espejo que refleja lo que por nosotros mismos somos incapaces de darnos cuenta.
                Ir por la vida con rencores es como ir en la condición del prisionero con las manos atadas. El engaño a sí mismo es tal que se cree que así conserva una posición de poder; pero en verdad, el que es señor es el rencor, y su portador, un mero esclavo.
                ¿En qué se nos va la vida? Para que no sea en vanos deseos e ilusiones, hay que saber detenerse y observar: si nuestra vida lleva dirección; si esa, es impuesta o elegida; si tiene carácter ascendente o se reduce a un círculo vicioso…
                El que es inteligente sabe resolver los problemas; el sabio, sabe para qué sirven los problemas. Una vida sin sabiduría es como un rosal sin flores, como un cauce sin rio.
                Un verdadero logro es la aceptación de los otros; y fracaso real es la irreconciliación con los demás porque es aceptar la tensión permanente. Un estado de tensión genera múltiples efectos, desde el insomnio hasta el cáncer…
                Quien logra tener no ha alcanzado la meta… le falta la que lo vuelve humano: compartir. Olvidar esto es olvidarnos de nuestra esencia, y volvernos seres muy extraños y hasta enemigos unos de otros por causa del tener.
                Perder la sensatez es  como perder los frenos; de ahí hacia adelante solo se pueden esperar tragedias. Sin embargo, a veces, la sensatez no es ni siquiera es considerada como un elemento en al quehacer y la comunicación.
                Tener buena autoestima no significa creerse lo que no se es. Dice “buena” no “falsa” autoestima. Sin embargo, no pocos a partir de su confusión van perjudicando a los demás… ¿qué  bueno se puede esperar de una persona desequilibrada?
                Aquel que se cree bueno; es porque no lo es. La bondad no puede existir sin la humildad. Esas creencias solo son para autoengañarse, inútiles intentos de tranquilizar su conciencia que no dejan en paz al impostor.

                Si nuestra vida no tiene silencios, se vuelve estéril.  La fecundidad, la luz y la dirección correcta de la vida provienen del silencio con paz, del sosiego del alma, del verse cara a cara a sí mismo y aceptarse; no como un ser acabado, definido, sino como un proyecto hacia la perfección por la vía del amor y no del odio ni del rencor.
                Lo más preciado que tenemos es el tiempo, y la demanda esencial del otro es tiempo. Sin embargo, es común buscar sustitutos, que por caros que sean jamás entregarán lo que entrega el tiempo: que es atención, escucha, admiración, comprensión, valoración, compañía…
                Quitarle los sueños a una persona es quitarle las alas; mas, imponerle los sueños, es condenarlo a las mazmorras. Solamente el mar de la libertad le permite a cada uno llegar a puerto.
                No se trata de ser inteligentes sino sensatos. Porque para hacer daño, destruir, mentir… también se necesita ser inteligente; en cambio, la sensatez es un freno a las ambiciones, un muro para los vicios, un cauce para las virtudes.
                El motor que mueve la existencia del hombre es la búsqueda de sí mismo. Afán que perdura hasta su último aliento y no lo consigue. Más ese no es su drama sino solamente haber vivido sin haberse encontrado en el otro.
                Para comprender hay que silenciar el egoísmo; porque este todo lo deforma y lo vuelve a su medida…, sin importarle lo que el otro piensa, siente o dice. El egoísmo es como una lápida que todo lo sepulta, comenzando por su propia víctima.
                Envejecer sin ser sabio es haber perdido el tiempo. La sabiduría se muestra en la forma de tratarse a sí mismo y de tratar a los demás. Sin arrebatos ni menosprecios a granel, sino siempre con amabilidad, valoración y admiración por el otro.
                El verdadero aprendizaje no se encuentra en las aulas sino entre las espinas del camino de la vida: donde hay que aprender a levantarse, a reinventarse, a creer en sí mismo… a vivir y no permitir ser vivido.
                Hay quienes se dejan llevar por el afán destructor. Y no se dan cuenta que además de no quererse tampoco quieren a los demás. El menosprecio por todo tiene sus orígenes muy arraigados que por cualquier motivo enciende grandes fuegos.

                No saber tolerar es no saber amar; no saber perdonar es no saber qué es el amor. ¡Cuántos quieren cruzar el océano pero no se dan cuenta que no tiene agua!

                 Todo sería mucho mejor si cada quien aprendiera a vivir con lo necesario y se liberara del absurdo de llenarse de lo que no necesita ni va a usar nunca. Es decir, si fuera normal y no artificial.
                El ser humano es feliz solo cuando es responsable. En la irresponsabilidad, la felicidad se diluye.  Esto explica porque tantas personas ni se encuentran a sí mismas ni con los otros… y la vida es lo que no debería ser.
                La apertura mental comienza  y termina en el silencio. Desde allí se crea y recrea el universo. Por eso, la falta de silencio en la vida de toda persona es una carencia mayor, y de consecuencias impredecibles.
                La gracia no falta a nadie; lo que mucha falta hace es la capacidad de admirarla y valorarla. Esa ceguera proviene de la disminución o pérdida de la capacidad de mirar al otro sin enjuiciarlo ni juzgarlo de antemano.
                Todos piensan en hacer; pero pocos en lo que tienen que ser. La riqueza y luz de todo proviene del ser. Por eso muchos quehaceres son estériles porque les falta la fecundidad del ser que todo lo contiene y a todo le da consistencia.
                Lo que le da grandeza a toda persona son sus intuiciones. Esas mociones del Espíritu que le indican que hacer y no deja de hacerlo… porque la vida no es permanencia sino tránsito. Su belleza está en el pasar haciendo el bien, no en la ilusión de permanecer.

                 Nuestros mejores aliados pueden ser nuestros pensamientos, pero a su vez, pueden ser nuestros peores adversarios. Todo depende de cuan autocríticos seamos con nosotros mismos…, generalmente quienes son excesivamente críticos de los demás son del todo benevolentes consigo mismos.
                De la forma como se trata a los demás se tiene una referencia como la persona se trata a sí misma. El otro es un espejo en el cual no solo podemos vernos sino también apreciarnos o despreciarnos, aceptarnos tal como somos o rechazarnos.
                Basta ya de conformarse con ser seres racionales; mucha falta hace de contar con seres emocionalmente sanos: que no se hagan daño a sí mismos y tampoco lo hagan a los demás a quienes ven solamente como culpables de lo que les ocurre y hasta de lo piensan.
                El tema central no es que vivamos sino para que vivimos. Nuestra existencia es un hecho cultural, no biológico. Entonces, tanto cuidado y esmero merece uno y otro proceso para llegar a ser seres humanos plenos.
                La responsabilidad no es tal si junto al cuidado de nuestra corporalidad no le acompaña  el cuidado de nuestro espíritu. El interior pone el sello al ser físico que presentamos.  Y nuestra relación con los otros nunca es solo corporal sino a su vez desde  ser interior que hayamos construido.
                No es necesario ser ciegos para no ver, basta ser indiferentes. La peor ceguera y sordera es la del que ha perdido la sensibilidad  porque así ha perdido la comunicación: que es el principio y el final del yo.
        
             Esperar que el otro sea como uno desea es perder el tiempo; más eficaz es comenzar a ser uno conforme a ese deseo.  Así, a buen entendedor, pocas palabras.
                El verdadero afán debiera ser no conocer a otras personas sino conocerse a sí mismo.                Solo el que se conoce a si mismo puede enriquecer al otro; quien necesita encontrarse con un sujeto y no con un objeto.
                Para tener espiritualidad no es necesaria una religión; lo que se requiere es que el individuo sea coherente. Y esta es la fuente de toda virtud y garantía para un camino correcto.
                Es imposible encontrar al otro sino partimos de nuestra trascendencia, es decir, de la bondad (de lo mejor de nosotros mismos); partir del egoísmo es ir al vacío.
                El egoísta piensa que es fuerte, pero solamente refleja su gran debilidad y temor. Lo que no es capaz de compartir se le convierte en una montaña que termina sepultándolo.
                La apariencia está asfixiando a mucha gente. Sonríen pero no están alegres. Viven pero no disfrutan. Y contemplan el horizonte con nostalgia… se sienten muy extraños en este mundo. La soledad y el aislamiento los aprisiona… No dar la espalda a este fenómeno debiera ser el desafío para la creatividad y solidaridad de otros.
                Una vida sin meta es una existencia perdida. Imponerlas es un error; descubrirlas, un verdadero milagro a partir del cual se puede generar una vida plena, personal y socialmente exitosa. De ese éxito casi desconocido: que no se sirve ni atropella a los otros.
                Todo ser es infinito, pero al humano le da pánico solo pensarlo. Lo que es un misterio lo siente como una amenaza; entonces, consciente o inconscientemente, da la espalda a la luz y opta por una existencia gris.
                Si solo se comprendiera que no se trata de poner la confianza en otro sino en sí mismo, entonces, se evitaría tanta decepción, dispersión y desengaños.  Para ello hay que descifrar los cantos de sirenas del palabrería engañosa y manipuladora.

                Dejar de hacer lo pequeño es dejar de hacer lo más importante. No tendríamos que olvidar que lo trascendente (importante) comienza por lo “insignificante”. El gran significado empieza por lo cotidiano.  Es decir, salgamos de nuestros cerebros y pongamos los ojos acompañados de bondad en el otro y otros.
                  Hay quienes pretenden sacar un clavo sin enderezarlo primero; parece un contrasentido, pero también lo es la de aquellos que quieren ya corregir ya corregirse algo (un vicio, un defecto) pero sin hacer modificaciones o cambios… entonces, es un fracaso preanunciado.
                Lo que no se da, te lo quitas. Lo que conservas, se pudre… No está  demás considerar los principios de este paradigma, porque como especie seguiremos buscando sobrevivir.
                El mejor propósito consiste en decidirse a no perder un minuto del tiempo de su vida; esto después de tomar conciencia que el mayor tesoro es el tiempo…, por lo tanto, no hay que derrocharlo por ningún motivo. El tiempo se aprovecha cuando todo lo que se hace es con un sentido de vida, de verdad y de responsabilidad.
                 La empatía hace maravillas, la antipatía provoca desastres; y pensar que está en uno la elección. Somos libres para elegir. El otro carece de poder para imponer. Sin embargo, con qué frecuencia pareciera que algo falta… y puede ser la libertad.
                Rechazar el dolor es abrirle paso al sufrimiento. La aceptación es la senda de liberación y de paz. Pero para ello, debe aquietarse nuestra rebeldía.
                   Nuestras manos se vuelven maravillosas cuando son movidas desde el equilibrio del corazón y de la mente, solo así pueden trabajar por la vida y la solidaridad, en vez volverse rígidas y arrebatadores del bienestar de los otros y de todo lo otro. Unas manos sin alma se vuelven armas y canales de veneno para nuestro medio ambiente y seres vivos.
                El desánimo, la resignación y la desconfianza siempre han sido los obstáculos para la fe, la esperanza y el trabajo comunitario; y, entonces, sigue siendo una tarea pendiente y casi solo para idealistas que hoy día vienen a ser los más realistas.
               
Dejar de hacer lo pequeño es dejar de hacer lo más importante. No tendríamos que olvidar que lo trascendente (importante) comienza por lo “insignificante”. El gran significado empieza por lo cotidiano.  Es decir, salgamos de nuestros cerebros y pongamos los ojos acompañados de bondad en el otro y otros.

                  Hay quienes pretenden sacar un clavo sin enderezarlo primero; parece un contrasentido, pero también lo es la de aquellos que quieren ya corregir ya corregirse algo (un vicio, un defecto) pero sin hacer modificaciones o cambios… entonces, es un fracaso preanunciado.

                Lo que no se da, te lo quitas. Lo que conservas, se pudre… No está  demás considerar los principios de este paradigma, porque como especie seguiremos buscando sobrevivir.

                El mejor propósito consiste en decidirse a no perder un minuto del tiempo de su vida; esto después de tomar conciencia que el mayor tesoro es el tiempo…, por lo tanto, no hay que derrocharlo por ningún motivo. El tiempo se aprovecha cuando todo lo que se hace es con un sentido de vida, de verdad y de responsabilidad.

                 La empatía hace maravillas, la antipatía provoca desastres; y pensar que está en uno la elección. Somos libres para elegir. El otro carece de poder para imponer. Sin embargo, con qué frecuencia pareciera que algo falta… y puede ser la libertad.

                Rechazar el dolor es abrirle paso al sufrimiento. La aceptación es la senda de liberación y de paz. Pero para ello, debe aquietarse nuestra rebeldía.

                   Nuestras manos se vuelven maravillosas cuando son movidas desde el equilibrio del corazón y de la mente, solo así pueden trabajar por la vida y la solidaridad, en vez volverse rígidas y arrebatadores del bienestar de los otros y de todo lo otro. Unas manos sin alma se vuelven armas y canales de veneno para nuestro medio ambiente y seres vivos.

                El desánimo, la resignación y la desconfianza siempre han sido los obstáculos para la fe, la esperanza y el trabajo comunitario; y, entonces, sigue siendo una tarea pendiente y casi solo para idealistas que hoy día vienen a ser los más realistas.

                Nuestra mayor pobreza es la  ruptura de la comunicación con el otro…, allí comienza nuestro extravío y perdida de sentido para vivir. Nuestra mayor riqueza consiste en dar y recibir, lo cual es simultáneo e invisible.
II.               LA SOCIEDAD
A falta de lluvia, lo que se oye sin cesar es el sonido de los “wasup”    Mensajes van y vienen, llevando y trayendo los sentimientos de millones   Las maquinas tienen la primera y última palabra    Que un humano sin ella se siente que no es humano.
                Trabajo no es hacer cosas sino el sentido con que se hacen. Cuando este está ausente, el así llamado trabajo deja de ser rio para navegar y se convierte en la piscina para ahogarse.
                Cuando se entienda que quedarse solo en criticar a los políticos es contribuir a empeorar las cosas, entonces despertaremos del sueño que solo favorece a los malos políticos.
                Hacerle creer a la gente lo que no es, es el trabajo de los demagogos; construir al ser humano que está en cada uno es la labor del educador.
                Cuando el ejercicio de la política se convierta más en trabajo que en hablar, entonces veremos el florecimiento de nuestros pueblos que hoy se ven más bien utilizados que servidos.
                Las creencias de cada quien son respetables…, pero también cada quien ha de respetar las de los otros;  lo cual, por desgracia, cuando no sucede da paso a la tensión que no tarda en convertirse en violencia.
                La perseverancia vale más que la prisa. Para perseverar se requiere del carácter, la constancia, la paciencia y un buen plan que oriente y evite desaciertos.
                El que hace no tiene necesidad de prometer mucho…, porque sus hechos hablan más que las palabras. En realidad, estamos llenos de prometedores y escasos de hacedores.  La coherencia y consecuencia son necesarias para estar presente en el mundo.
                La guerra es un ejemplo de la racionalidad y de la insensibilidad del ser humano: que puede llegar a ser ángel o demonio… Todo se aprende. Y ¿de qué sirve ser racional si no alcanza a ser sensible?
                La unidad hace la fuerza… por eso se pone tanto dinero en sembrar el individualismo, porque de allí nace la competencia…, y al final, termina imponiéndose la ley del más fuerte. O sea, lo que menos se desea es la unidad del género humano. Individualizado: se le puede controlar; unido, es imparable.
                El error consiste en conformarse con repetir los mitos; olvidando que la utilidad y significancia de los mitos es su actualización y reproducción de lo que propongan a la vida actual. Por ejemplo, la Navidad: ¿sirve para algo recordarla? ¡Cuando lo que se necesita es que sea actual, que hoy se realice entre nosotros. Se trata de renacer y entrar a la dimensión de lo humano.
                La sociedad vive creándose leyes…, peo no serían necesarias si cada quien aprendiera a  hacer uso de su libertad, responsablemente. Cuando esto se olvida o se tira por la borda…, no hay leyes que lo remedie, porque la pillería se multiplica y se generaliza.
                El lenguaje de Dios no es por palabras sino por acciones.  ¿Qué tal si practicáramos ese lenguaje entre nosotros? Desparecerían, en primer lugar, las mentiras, las falsas promesas, la adulación, los malos entendidos… y todas sus consecuencias.
                Es cierto que tenemos el potencial para ser seres sociales…, pero hay que aprenderlo para practicarlo. Hay muy pocas escuelas funcionando para este fin; hasta de las más simbólicas, han profanado su misión. Y las consecuencias si bien no las verán, otros las sufrirán.
                Cuando entre el paradigma “que todos somos uno”…, finalmente, comenzara a bajar la indiferencia, porque lo que es hoy día: se puede pasar frente a un difunto que velan, y no nos inmutamos; como si fuéramos seres de otro planeta o inmortales. Sin embargo, cuando alguien muere (todo ser) algo de nosotros mismos también muere; y el nacimiento, igual.
                Educador que no lee, no es educador. Siempre, y ahora igual, el saber, el conocimiento, la ciencia y tecnología llevan un ritmo de cambio… que decir veloz es poco; entonces, quien pretenda educar a de empezar por ahí… y el Sistema no debiera ser el primer obstáculo en este deber y desafío.
                Sin dialogo no hay paz…, y sin paz, falta todo. Veamos esto en los más diversos niveles: personal, familiar, de hogar, laboral, social, mundial… La paz es el piso para edificar cualquiera de las instituciones y de nosotros mismos también.
El día en que la palabra “fraternidad” deje de ser una palaba vacía y se convierta en una práctica…, entonces comenzará a nacer otro mundo. Basta con que cada otro se convierta en hermano, y deje de ser desde un desconocido hasta un enemigo.
                ¿De qué sirve solo informarse? Solo para alimentar el ego, nada más. La información sin acción es una especie de una droga más. Si bien esta así orientada para que favorezca el statu quo, el verdadero fin de la información debiera ser la acción. Basta ya de contemplar el mundo sentado en la tribuna como los romanos en el circo.
                Educar no es adoctrinar. Educar no es llenar, es vaciar. Educar no es capturar, es liberar. Esto muchos lo comprenden, pero pocos o nadie lo toleran…, porque les da miedo que el hombre sea hombre.
                Hacer de la política un hobby de los millonarios está causando gravísimos problemas a los Estados; es una clase de personas que a su afán por el dinero en grandes cantidades también les entra la sed del poder… algo así, para quedar en la historia. Es decir, hay de todo, menos capacidad y condiciones para gobernar para el presente y para el futuro.
                Millones de mascotas viven mejor que millones de niños y niñas; siendo el problema, no las mascotas sino la mentalidad de los cerebros que prefieren  encerrarse en su confort a mirar el hambre que hay en el mundo,  y también a la vuelta de su refugio.
                Hacer de la vida un camino de decisiones y no de traiciones, se ha vuelto algo extraño en nuestros días…, más bien hay un acostumbramiento o imitación que sea así. Sin embargo, las heridas, dolores y sinsabores no dejan esperar aunque se sea muy diligente en tratar de ocultarlos.
                Vivir de la vida de prisa hoy día no cuesta nada; es más, es lo que se enseña como si fuera una virtud o buena calidad…, lo que no se muestra es la cadena de consecuencias que esto trae: sistema nervioso destrozado, digestión agitada, descanso de caricatura, incomunicación o comunicación a mal traer… en fin, de virtud o calidad, nada.
                                “Tenemos que aprender” es de Perogrullo…, pero ¿Quiénes lo ponen en práctica? De todos es sabido que el obstáculo mayor para saber no es no saber, sino des-aprender. Identificarse con sus creencias y conocimientos es un error muy frecuente; y pese a todo se sigue inculcando como si fuera una virtud.
                La vida no es para enriquecerse; es para enriquecer. No podría ser de otra manera sin dejar de ser seres naturales. Aunque a algunos no les guste…, el egoísmo nos vuelve monstruos porque elimina la fibra de la sensibilidad humana y ecológica.
                El problema es que la delincuencia no solo está afuera de lo institucional sino también adentro… Entones, la administración de justicia se ve adulterada; y en río revuelto ganancia de pescadores. O sea, la gente honrada se ve encerrada entre dos fuegos.
¡Qué fácil es hablar del cielo en medio del infierno en la tierra! Pero al mismo tiempo que dañino que es. Nuestros oídos al escuchar piden coherencia por sobre todo… pero generalmente es lo que más falta.
Lo peor que le puede ocurrir a un País es elegir a presidentes a empresarios…., porque el País no es una empresa, es un Estado;  por lo tanto, requiere de estadistas: personas que no sean esclavas del dinero ni crean que en la vida están para hacerse más y más millonarios. La principal riqueza de un País es su gente, no son sus recursos. Y desarrollo no es crecimiento de PIB  ni per cápita sino desarrollo de su cultura y de su humanidad. No darse cuenta de esto (tan básico) es permanecer en la senda de la mayor locura de la historia.
               A la  Democracia le arrebatan  su esencia cuando no forma ciudadanos para que piensen como tal, sino que otro sistema extraño a la política  se apodera de ella, y  anula al ciudadano a cambio del cliente; y para peor, consumista. Resultado: a cargos públicos llegan “rostros” de la farándula y personeros del Mercado; es decir, su garantía es la fama y el dinero. ¿Sirve esto para cuidar y construir la ciudad para los ciudadanos y no para los negocios de las inmobiliarias?
               El dinero hecho a costa de los seres vivos es un dinero maldito; es decir, que no trae bendición para nadie sino solamente muerte.  Esto explica porque los valores se han arrojado al canasto de la basura y en su lugar se han levantado edificios de antivalores, donde lo que importa es el éxito…, y no importa cómo; y entre más rápido, mejor.
               El sistema más exitoso para la construcción de cárceles y crear esclavos ha llegado a ser  el Mercado (incluso en contra del pensamiento de quienes lo idearon como sistema). Su sofisticación es tal que toda su perversión la reviste y vende como el mejor invento de la historia… incluso ensenando en las Universidades que el ser humano es egoísta por naturaleza, por lo tanto, tiene el sistema de mercado para entrar a su propia cárcel y perder su libertad.
               El problema no es que falte sino que sobra: hay mucho dinero, hay muchos objetos, hay muchas religiones, hay muchos partidos, hay muchos ejércitos y armas, hay mucha corrupción, hay mucho negocio de la educación, hay mucha contaminación… entonces ¿Qué hacer? Por lo menos, no continuar en la misma dirección.
               Hay muchas enfermedades que se podrían evitar solamente tomando agua…, pero agua natural, no tratada ni adulterada con colores y sabores. Sin embargo, la enajenación es tal que ya no conoce límites, y se afirma: “vendemos veneno pero a nadie se le obliga a comprarlos y consumirlos”.
               A falta de corrección, abundancia de defectos y vicios. El ser humano llega a ser lo que es, gracias a las correcciones. El error de nuestros días consiste en confundir amor con complacencia total o casi total. Sin darse cuenta, que es grave error y lo van a pagar caro nuestros seres queridos en el futuro, cuando necesiten del carácter y de la buena crianza para sacar adelante sus proyectos de vida y laborales.
              Un error muy común es vivir solamente procurando disfrutar. Allí no está el problema, sino en la escaza o nula creatividad para disfrutar. Por ejemplo, se le pone ese nombre a consumir comida chatarra, o a emborracharse con bebidas, drogas o farándula…  o sea, con lo que destruye nuestra capacidad de disfrutar.
               La ansiedad está haciendo estragos en el sistema nervioso de muchos de nuestros contemporáneos…, entran a un descontrol de sus vidas que los derriba sin misericordia. Muchas licencias de trabajo tienen este carácter. Y no basta decir –que es cierto- que el sistema genera enfermos…,  sino que la persona ha perdido toda capacidad de autocuidarse  e incluso autosanarse.
               Las instituciones de salud han perdido su norte: no trabajan para prevenir la enfermedad sino para hacer un gran negocio con los enfermos. Por eso, vemos como se multiplican y se levantan grandes construcciones para tal fin. De principio, es un error el carácter derrotista que se infundido en las masas, denominándolas y,  sobre todo creyéndose, solo pacientes…, y no agentes de su salud.
               Es interesante concebir la vida como el arte de resolver problemas; y no de no tener problemas. Por lo menos, se sale de la muchedumbre que se queja o vive quejándose de los problemas, y lo mejor es que ingresa a la grupo de los creativos, innovadores y emprendedores como vías para tratar a los así llamados problemas que terminan convirtiéndose en desafíos… y por qué no, en logros.
               La educación está por el suelo…, prácticamente no se educa sino que se administra un sistema trasnochado, ineficaz y falso… en el sentido que no acomete el objetivo aquel por el cual se creó o se debería haber creado: la formación y educación de hombres y mujeres nuevos agentes constructores de un mundo nuevo que revierta todas las calamidades que el actual se ha creado y ya sucumbe bajo el peso de sus despropósitos.
               El dictador más grande es el dinero; esclaviza al que lo tiene y al que no lo tiene.  Y lo peor de todo es que no tiene ningún valor… todo es simbólico (nominal)… por eso así como se construyen montañas de capitales financieros, así se desmoronan en una abrir y cerrar de ojos también. Esas frases: “sin dinero no se puede hacer nada”; y “con dinero todo se compra”, no solo son nocivas sino que también son falsas… porque es tanto lo que impide hacer, y nada de lo verdaderamente importante se puede adquirir con él.
               Ir por la vida sin mirar a nadie y sin dejarse mirar por nadie: es un infierno.  Porque así se manda al carajo lo que es la esencia del ser humano: ser un ser social.  Paradójicamente las ciudades han llegado a ser los lugares más inhabitables e incomunicables que se pueda imaginar.
               El bello tiempo de Navidad y año nuevo pierden su encanto cuando se reduce a comprar, vender y regalar cosas. Es decir, cuando el mercado hace de las suyas, y todo lo lleva a sus arcas. Lo más importante es la revisión, actualización, rectificación y abrazo de proyectos conjuntos donde estén presentes los otros como personas y no como cosas.
               Uno tiene derecho a sentirse feliz solo cuando nadie ha perdido su felicidad por su causa… y se puede ser causa de la perdida de la felicidad del otro u otros, por acción como por omisión; es decir, por lo que se hace y por lo que se deja de hacer por ellos. Ignorar esta dimensión de la felicidad ha llevado a que casi nadie es feliz hoy día.
               Es un error de los no creyentes ponerse como referente a los creyentes, olvidando que estos son quienes hacen el peor daño a la fe; o sea, si uno no quiere creer en Dios, le basta con ver a los que dicen creer en El. Solo que este tipo de contradicciones no se solo en ese campo sino en los más diversos, como la familia, la empresa, la política, el grupo, la comunidad… somos seres demasiado imperfectos que solo hay espacio para la misericordia.
               La dependencia de cualquier género es debilidad e innecesaria. El discurso sano y honesto consistirá en fomentar siempre la libertad y la autonomía de sí mismo y de las demás personas… esto se vuelve casi imposible dado los paradigmas que se han creado para fines bien determinados.
               Todo conocimiento es relativo en cantidad y calidad. No poseemos la capacidad de acceder a lo absoluto e inmutable. Pero muchas veces, apelando a mil excusas pretendemos conocer e imponer las propias verdades a los otros; lo cual es inviable, inadmisible y perjudicial para todos.
               Lo más sagrado de la Navidad es el silencio de la contemplación,  la comunicación, la reconciliación, la restauración de la verdad, la restauración del tejido resquebrajado por las faltas de buen entendimiento… o sea, algo muy distinto al asfixiante comercio de las grandes tiendas.
               El desafío está en cómo no diluirse por los canales de la tecnología de las comunicaciones; es decir, transitar si perder la identidad ni relacionarse con identidades falsas…, porque entonces seria agregar una ilusión más de las millones que ya heredamos.
               Los Estadistas no ponen a cargo de los Ministerios no a sus amigos ni malacatosos, sino a ciudadanos con experiencia, hábiles y sabios para trabajar por el País y no  para su gremio ni para sí mismos.
               La antigua sentencia que el ocio es el padre de los vicios, hoy día se ve acrecentado por los múltiples medios  que mal usados atrofian la actividad de nuestro cerebro. Si no pensamos nos disminuimos.
               El desorden externo es reflejo del desorden interno; por eso, aunque la apariencia indique otra cosa… sin orden interno es imposible que pueda existir un campo exterior diferente al actual.
               Si desde un principio se toma la vida como una ventura y no como una aventura…, las consecuencias son sideralmente diferentes. Prácticamente desaparecerá de su mente el espíritu de destrucción y aniquilación que prácticamente pareciera que algunos es lo único que saben hacer.
               Cuando el profesor se centra en la persona y no en el puro saber, entonces pasa a ser maestro. No solo humaniza sino también se humaniza. Y así, la educación, recién comienza a servir a la sociedad.
               En todo lo que hagamos lo que se necesita es una pisca de buena intención, así la suma de miles y millones, producirá caudalosos ríos que regaran toda la tierra, y los desiertos se transformaran en vergeles. La intención es buena cuando solo hace y quiere el bien del otro.
               El éxito es bueno solo cuando es de todos; y es perverso y dañino cuando es solo de uno o unos pocos. Precisamente la tragedia de nuestros días es que el éxito solo es de unos pocos, quienes han perdido la razón y se creen más que dioses y señores de la tierra y de todo cuanto ella contiene.
               Lo que menos existe ya es la identidad; somos más copias que otra cosa. Ha sido difícil relacionarnos con la globalización que busca arrasar con todo… y lo ha logrado casi en todo.  El pensamiento único demoledor de la diversidad corre por grandes avenidas de los medios de comunicación de masas y para masificar.
             
La educación pierde su razón de ser cuando se contamina con la farsa y la falsedad. De ser algo sagrado se vuelve insípida y contagiosa de la mediocridad. Solo es tal cuando muestra las cumbres que hay que escalar, y además, el camino y la forma como llegar.
              
               No es posible que la desconfianza y el temor sean los únicos canales para comunicarnos con los otros. Si nos viéramos más a los ojos dejando de lado los miles de prejuicios que ya traemos por defecto… aparecería, entonces, el otro en medio de la espesa neblina de nuestra mentalidad.
               La verdadera fortaleza no está en la fuerza sino en la fragilidad. El débil resiste porque tiene fortaleza; el fuerte aplasta porque es bruto.
              
               El activismo no consiste solamente en hacer muchas cosas sino también en  no hacer nada. Esto porque  la nada no es solamente la ausencia de algo sino también la invasión del vacío. El primer fruto y pago del activismo es la vaciedad.
              
               Lo más bello es el equilibrio. Nada estático, todo en movimiento. Pero sin atropellos ni ventajismos. Mucho menos traiciones y deslealtades…. ¡Cuánto tenemos que aprender de la naturaleza para aprender a ser humanos y no barbaros!
               La vida no termina nunca…, uno la termina con el odio, el resentimiento, la indiferencia y la avaricia. Entonces, la vida no encuentra cauces por donde correr como un rio hacia la inmensidad y la eternidad.
               Pareciera que cada vez hay más impaciencia…, pero es la tolerancia, la comprensión, el ponerse en el lugar del otro el camino de la paz. La paz no existe si no la construimos todos juntos. No se impone, no se compra ni solamente se recibe.
               El mejor camino para acercarse a la verdad es el silencio, no la discusión. Las palabras no son capaces de contener la verdad; y ésta no reside en la tensión sino en la paz.  Y tampoco reside en uno solo sino en todos.
               Explotar al otro tiene el mismo carácter que robar. Es la hipocresía la que se encarga de aplaudir a unos y condenar a otros, pero en el daño no hay diferencia. Lo que no sabe el explotador es que su camino elegido solo sirve para destruir y termina autodestruyéndose.
               Entre más se tiene más se quiere…, por eso  es fundamental  revisar qué  es lo que tiene para no llegar al final de la vida dándose cuenta que perdió su tiempo. No hay mejor manera de  perder su vida y su tiempo que encerrarse en sí mismo y en sus haberes.
               Cuando las religiones se reducen a ritos y creencias hacen un gran daño a la persona; cuando ponen en práctica lo que predican, entonces, son grandes benefactoras  de la humanidad. Su peso en uno u otro sentido  es muy grande, de ahí que creer para practicar es lo que más hace falta.
               Hacer caridad (solidaridad) con lo que no es de uno es lo más fácil e hipócrita que existe… sin embargo esto es lo que aplaude y se publica como “ejemplo”…  por eso es una vez al año y frente a las cámaras. La necedad no tiene límites.
               Después del amor lo que tiene más fuerza es el egoísmo; es la causa de que la tierra esté como está…  y ya no puede estar peor. Y la humanidad todavía no sale de su letargo. Hay dirigentes que no dirigen nada y otros que pretenden arreglar las cosas usando los mismos medios que han causado los daños.
               La esperanza no se construye con deseos; sino con acciones. Vivir de esperanzas no tiene sentido,  que es muy distinto a vivir con esperanza, es decir, imprimiéndole ese sello a todo lo que se hace con un dedicado y cuidadoso trabajo cotidiano.
               El mercado lo colapsa todo; y lo colapsa todo porque su fuente es el egoísmo y la ambición. Incluso es motivo de burla y de sarcasmos pretender asociar el altruismo y la solidaridad con los seres humanos y con el medio ambiente al mercado. Por desgracia ha llegado a ser el paradigma.
               La falta de creatividad nos va encerrando cada vez más en una especie de túnel  sin salida; pero esta pobreza no se debe al cerebro humano que es extraordinario, sino al sistema establecido, que es una férrea estructura de intereses, que impide y asfixia la urgente creatividad para abrir nuevas formas de convivencia y de existencia.
               Olvidar u obviar que ser padres es ser modelos es un craso error. Esa sustitución a ser proveedores no responde a  las necesidades que tienen los hijos de tener ejemplos en quienes inspirarse para construir su propia existencia.
              
               Vivir y trabajar solo con una visión de futuro ha llevado a perder la capacidad de vivir el presente…, por eso muchas torres de éxito están edificadas sobre vidas fracasadas…, llenas de todo, menos de amor, de paz, de humanidad.
               Nadie se puede arrogar hablar o representar a Dios; Dios habla a través de la humanidad y de la naturaleza, por lo tanto, todos estamos llamados a escucharlo e interpretarlo. Sin olvidar que Dios no es ni está en una individualidad sino una comunidad.
               Lo que tiene al mundo y a la tierra en agonía ha sido y es la ambición de seres humanos… ¡Y vaya paradoja! Nadie osa ni siquiera nombrarla por su nombre. Eufemísticamente se le etiqueta con otros, como: emprendedor, inteligente, exitoso, triunfador,… y tienen la osadía de presentarse como ejemplo para niños y jóvenes. Esto tiene más carácter de locura que de otra cosa.

               La educación que no forma hombres y mujeres nuevos es un daño para la sociedad. La sociedad y el mundo no necesita más de lo mismo sino más de lo nuevo, lo distinto… sino ¿Cómo se espera que el mundo cambie? Seguiría igual y cada vez peor.
                
 El abandono de la austeridad es un error inducido por la maquinaria del consumismo. A esos poderes no les sirve tener clientes inteligentes sino clientes sumisos, que bailen al ritmo que se les ponga…, y para eso se han inventado temporadas, remates, ofertones… y todo lo demás.
               Hoy día no se trata de ser valientes sino de ser honestos. Dejemos la valentía para cuando se necesite… pero la honestidad es necesaria en todo tiempo. Sin ella, todo se derrumba porque es poderosa como la polilla que acaba con hermosas casas.
               Si nadie escucha, aunque todos oigan, es un monologo eterno. Así, cerca pueden estar pero existencialmente están a miles de kilómetros…, no se puede dialogar con quien no escucha; pero el desafío no es exigirle al otro que cambie, sino cambiar uno mismo.
               Los aprendizajes de los errores son posibles solo cuando hay evaluación. Por desgracia, hace mucha falta, además del espíritu crítico y constructivo a la vez. Y los resultados están a la vista: la monotonía y la decadencia.
               No vale la pena correr si no se sabe a dónde se va. Primero hay que definir la meta y luego hacer el camino para alcanzarla. La desgracia es que hay muchas vidas que por indolencia o por las prisiones creadas por el sistema, carecen de esta oportunidad que les dignificaría sin par.
               Cualquier lugar se puede tornar como el más sagrado.  Ese lugar donde pueda fluir la energía transformadora, renovadora y creadora de sus miembros, ya sean hogar, aula de clases, grupo comunitario… todo está en ser sinceros, auténticos y coherentes.
              
               El problema no es el egoísmo sino la falta de solidaridad. Para quienes sostienen que el egoísmo es el motor de la vida…, bastaría que añadieran también como complemento, que su culmen u océano de llegada debiera ser la solidaridad.
               Cuando nuestra Biblia principal sea la Naturaleza, entonces estará comenzando un mundo nuevo, actual, fresco y refrescante… porque la Naturaleza es palabra, es acción, es vida, es el  universo de la acción del Creador en presente (un eterno presente).
              
               Lo que no se conoce no se ama: ¿Cómo se va amar el estudio sino se le conoce? Es una contradicción pretender que el alumno estudie si no sabe (y nadie le ha ensenado) cómo estudiar. Sería como pedirle a alguien que maneje si no sabe.
               Para estudiar y para enseñar, primero hay que sanarse. Sanarse de los prejuicios, de la falta de capacidad de escuchar, de la flojera…, y de la falta de capacidad de amar. Solo en este seno puede nacer el milagro del estudio; es decir, que todos sus participantes cambien, evolucionen, se vuelvan más humanos.
               La verdadera riqueza no consiste en conquistar al otro, sino en conquistarse a sí mismo. Esto consiste no en destruirse sino en aceptarse y quererse tal como se es: sin alteraciones orgullosas ni autoflagelaciones para caerle bien a los otros.


               El mundo es sostenido por el amor, pero es controlado por el miedo. Mucha gente se acuesta y se levanta con miedo…,  a todo y a nada a la vez; sin tomar conciencia que el miedo es una especie de droga global creada.
                 No vivir entre envidias, rencillas, traiciones, hipocresías… no sería vivir en este mundo. De lo que se trata es de ser diferentes, o mejor dicho, lo opuesto; y no cansarse de resistir, perdonar y perseverar en el camino del bien.
               Las concentraciones de poder más que beneficiosas son perjudiciales…, no por el poder en si sino por la debilidad de los seres humanos que se olvidan de lo que son y se llenan de ilusiones de lo que no son ni pueden llegar a ser.
               Muchos de los estados de ánimo alterados, y diversos desequilibrios de los niños son una transmisión o contaminación de los estados emocionales nocivos de los mayores que les rodean. Por lo tanto, no es el pez el del problema sino el agua.
               La libertad se conquista  con sacrificio; la esclavitud, con libertinaje.  En nuestros días con demasiada frecuencia se confunde una con la otra, y las consecuencias están a la vista. Cuando  renuncia al derecho de ser libres, la persona se entrega al peor postor.
               La rutina no solo destruye la creatividad  sino también la vida. Es un oxido que corroe la esencia del ser, dejándolo sin s esencia. Al parecer no se toma demasiado en serio la rutina, y hasta se juega a ella pensando que es divertido…, pero es jugar con veneno.
              
               Los grandes temas, los temas importantes están ausentes de los medios de comunicación de masas, con frecuencia se ocultan intencionalmente. Esa es la pobreza de la información cuando es controlada por grandes monopolios.
               El trabajo en equipo es el que posibilita grandes logros que individualmente ni en mil años alcanzaríamos. Pese a tal evidencia, generalmente, se carece de tal virtud en el reinado del individualismo inducido, alimentado y ocultado por grandes intenciones no visible al común de los mortales.
                               La mayor fuente de la aflicción es la desesperanza. Además de estar a la base del pesimismo, la resignación, el mal humor….  Con esperanza todo pensamiento se cambia y  la realidad se da por aludida.
               El desconcierto, personal o social, es como el huracán; comienza siempre de forma insignificante. Por eso, la capacidad de actuar previniendo tempestades es el talento más necesario de este tiempo.
               La violencia es monstruo ciego, una vez que se desata no discrimina. Por eso, nunca será suficiente lo que se haga por construir y mantener la paz…, con la certeza y la esperanza que es posible para nosotros la especie humana.

                La violencia es monstruo ciego, una vez que se desata no discrimina. Por eso, nunca será suficiente lo que se haga por construir y mantener la paz…, con la certeza y la esperanza que es posible para nosotros la especie humana.
                Todo en exceso es dañino: la privatización como la estatización también. El equilibrio siempre ha sido difícil, pero en él está la salud y el progreso de una sociedad. En su defecto, el caos, la violencia  y la injusticia.
                Lograr leer los problemas como una oportunidad, y las dificultades como desafíos… es un arte y mentalidad posible, que en estos tiempos, es más necesaria frente al diluvio de aquellos.
                De lo peor que le puede ocurrir a un País es que los crímenes y violación de los derechos humanos y de la Tierra, y todo tipo de delitos,  queden impunes; porque el tumor no se extirpa ni se cura, sino que permanece silencioso.
                ¿Se puede vivir sin pensar? Pareciera que es difícil, pero sí. El punto de partida es el abandono de la lectura; se continua por el analfabetismo funcional (no se entiende lo poco que se lee). En increíble, pero ¡solo para no quedarnos sin pensar, se debería leer!
                Cuando la vida no tiene fulgor, no es que haya desaparecido el sol, solamente esta nublado. Una buena limpieza interior, no solamente se alivianan las cargas sino también reaparece el camino a andar.
                                “El poco me importa” es el camino al “nada me importa”. Cuando esto se cristaliza pulveriza la sensibilidad y la solidaridad en el individuo. Entonces, la sociedad ha perdido un amigo y ha ganado un extraño y hasta un enemigo más.

              
Generarse fortunas o poder sin moral…, pueden pasar decadas, pero todo se revierte a punto cero. El necio, esto no lo ve ni lo entiende, y se empecina más y más en su error en que pervive, así sea encerrado en mansiones de mármol.

                La carencia de ritos no es una riqueza sino una pobreza. Comienzan en el hogar como instancias de convocación, encuentro, comunicación y aceptación de cada uno. Se enriquece con los silencios, gestos, movimientos, música… Pero ¡cuánta falta hace en los hogares!

                Hay quienes no creen en la amistad solamente en la competencia. Pero nuestra naturaleza no proviene del Mercado, proviene del Amor. Entonces, bien valdría reordenar nuestra escala de valores y principios.

                No hay dos mundos iguales, cada uno se construye el suyo como puede…, por eso lo que generalmente falta es comprensión, y lo que sobra es intolerancia.

                Hablar y gesticular para mentir ha llegado al paroxismo, por eso, internamente casi nadie cree en nadie. En su interior casi se puede leer una leyenda que dice: “no le creas, te está mintiendo”.  Por eso, ¡hay una gran oportunidad para ser diferentes!

                ¿Qué es el orden? Poner cada cosa en el lugar que le corresponde. Entonces, quizá por eso nuestra vida puede ir a la deriva y al debacle. En efecto, carecer de una escala de valores da origen a una escalada de confusión, tensión y animadversión.

                El hastío de la vida no se resuelve con una comida rápida; hay que anclar en puerto, reparar y luego volver a navegar. Es decir, ni siquiera las maquinas se reparan automáticamente. En nuestro caso, muchas veces, más que buscar causas lo que necesitamos es reencantarnos.

                La fuerza del consumismo es tal que sigue arrasando con la salud de millones… y éstos no tienen fuerza de voluntad para decir “NO” al veneno que consumen: es el reinado del neuromarketing que logra reemplazar al sentido común de la persona.

                Solamente el trabajo transforma la realidad. Pero el trabajo trasciende la actividad física. Es más, todo trabajo físico sin alma nos vuelve más máquinas y menos seres humanos.  ¿De qué sirve contar con millones de individuos si nuestra sociedad no cuenta con seres humanos?

                La generación actual sigue reclamando igualdad vs. Jerarquización; lo cual está muy bien.  Solo que unos y otros no tenemos que olvidar que la igualdad no anula la diversidad. Al seguir siendo diversos, ha de estar presente la tolerancia, el respeto muto, y el mutuo aprendizaje.

                El pasado solo podemos interpretarlo; más no conocerlo. De ser así, no habría espacio para dogmatismos ni guerras ideológicas. Sino que se concordaría en optar por la convivencia pacífica y constructiva asumiendo la diversidad como condición humana natural.

                Cuando recobremos la comunicación humana estaremos en el punto de partida correcto. Ese tipo de comunicación se caracteriza porque por sobre todo “escucha”. No se impone ni enseña: aprende… y brinda al otro valor, aprecio y acogida para que exista como tal.

                Pretender educar sólo con palabras es tiempo perdido, porque lo que enseña  es lo que se muestra. “¿quieres saber qué hay hacer? Mira lo que hago.” Entonces, hasta sobran las palabras.

                El peor error que se viene cometiendo es el autoengaño. Revestir los problemas con apariencias resolutivas, y dejar de lado sus reales soluciones. Por ejemplo, con el cambio climático, la contaminación, los transgénicos… Las excusas se multiplican: falta de tiempo, “no me toca a mí”, “¿Qué puedo hacer yo?”. Pero se trata que cada uno hago lo propio y termine la indiferencia que oculta la resignación.

                El mal humor, la falta de paciencia…, no tendrían lugar –o al menos, disminuyeran- si se cultivara un poquito la vida interior, que consiste en dejarse de mirar a sí mismo como el absoluto y el principio y término de todo, y dar lugar a la pluralidad, diversidad e intercomunicación de la cual formamos parte, pertenecemos y nos constituye, y nos hace ser lo que somos.

                El delegar está de moda hace ratos.  Que se haga cargo el o los otros, porque estoy ocupado, no me corresponde, o no me la puedo... Excusas siempre sobran y se encuentran. ¿Pero al final, alguien se hace cargo seriamente? Pensando, por ejemplo, en la formación y educación de hombres y mujeres nuevos para un mundo nuevo, y no solamente renovado.
              
III.            LA TIERRA
Oh, silencio tan inmenso  Pareces un océano a la luz de la luna   Acariciando con tu suave brisa el alma de quien te contempla   Desde la orilla   Sintiéndose como un grano de arena   Parte del Universo   Desplazándose a la velocidad de la luz, pero en silencio.
                Que el agua es escaza, todos lo sabemos…, lo que no sabemos todos es como cuidar el agua. En general, hoy no se ensena a cuidar, solamente a consumir.  De ahí hay un paso al derroche; y luego, el desastre.

                Algún día aprenderemos a vivir en la tierra…, lo que es ahora, estamos a años luz; pero no hay que rendirse “que no hay mal que dure mil  años”. De quienes tenemos que aprender es de los inocentes, de los animales, de las plantas, de la lluvia, de los ríos, del mar… pero no de las doctrinas y cerebros adoctrinados.
                No tenemos una sola familia, la de la cuna es una, pero el Planeta entero es nuestro hogar y nuestra familia. Más que pertenecernos (que significa arrebatársela a los demás) le pertenecemos. De comprenderlo, probablemente seriamos más amables y respetuosos con el medio ambiente, y no barbaros destructores.
                Es increíble, por más que la especie humana pretenda hacer de la tierra un basurero, ella se recicla y se renueva sin cesar, al punto que los necios continúan buscando más poderosos medios de contaminación tras sus vanas y necias pretensiones.
                Las ciudades modernas son lugares construidos con criterios comerciales pero poco o nada humanos… Consecuencia, que los más extraños allí son precisamente los seres vivos; prácticamente todos asfixiándose y extinguiéndose entre múltiples enfermedades.
                   Los milagros existen aunque no los veamos y creamos. Para maravillarnos con ellos tal vez debemos mirar menos al cielo y más a la tierra… sin olvidarnos que nosotros mismos somos tierra.
                No se trata de ir al cielo sino de ir a la tierra. Hay ideologías que solo hablan del cielo y ni una palabra de la tierra: es como cerrar los ojos para no ver que todo se está quemando.
                
                Las plantas, los animales, el agua y aire limpios…, hacen de esta tierra un paraíso; en cambio, la acumulación de montañas de dinero y los rascacielos de emporios de capitales financieros y especulativos han vuelto de esta tierra un infierno con muchedumbres de esclavos.
                  La tierra no está solo para mirarla, mucho menos, para ignorarla; ella está cual vientre para ser fecundado por el trabajo de nuestras manos, la inteligencia y el amor de nuestro corazón. Quien no ama la tierra no es humano.
                    La Tierra tiene derechos, anteriores a los nuestros. Cuando alcancemos a convivir respetándonos mutuamente, entonces, seremos seres vivos todos. Algo se puede avanzar hacia allá si salimos del estado de dormición.
                   Es imposible que se tenga vida si a tu alrededor no procuras que haya vida. Es decir, la propia vida su cultiva procurando la vida los demás y de todo el entorno. Esto que parece exagerado, no le es. (Solo lo es para los ojos atrofiados por el egoísmo y el individualismo).
                Las plantas, los animales, el agua y aire limpios…, hacen de esta tierra un paraíso; en cambio, la acumulación de montañas de dinero y los rascacielos de emporios de capitales financieros y especulativos han vuelto de esta tierra un infierno con muchedumbres de esclavos.
                  La tierra no está solo para mirarla, mucho menos, para ignorarla; ella está cual vientre para ser fecundado por el trabajo de nuestras manos, la inteligencia y el amor de nuestro corazón. Quien no ama la tierra no es humano.
                   Toda destrucción de lo otro es una destrucción de sí mismo. Algo tan obvio se logró sacarlo del cerebro humano, y en su lugar poner lo contrario: “quieres ser más… entonces destruye sin miramiento alguno”… así, pequeños grupos de la especie humana se han convertido en los más depredadores del planeta, dejado a su paso, muerte y destrucción.
                Plantemos árboles, reguemos plantas, no hagamos de la tierra nuestro basurero, sino nuestro hogar. Por desgracia, así como nos tratamos a nosotros mismos, tratamos a los demás. Si no cambiamos nuestra mentalidad, no van a cambiar nuestros hábitos.
                El mundo, la tierra solo tiene futuro a partir de la solidaridad, y no de mercado. El mercado nos ha traicionado, porque nos hizo muchas promesas y ha terminado haciendo lo contrario: venenos, exclusión, consumismo, contaminación, superficialidad, etc.
                En realidad, la contaminación espiritual es anterior y peor a la contaminación ambiental. Así, todos los parches que se inventan para atajar ésta terminan siendo inútiles porque aquella sigue generando el nuestro ecocidio.
                

 Es imposible que se tenga vida si a tu alrededor no procuras que haya vida. Es decir, la propia vida su cultiva procurando la vida los demás y de todo el entorno. Esto que parece exagerado, no le es. (Solo lo es para los ojos atrofiados por el egoísmo y el individualismo).

                Lo más hermoso de este tiempo no es su continuidad sino su renovación. Es decir, pertenecemos a una generación de creadores, de partícipes en la construcción de cimientos para nuevas generaciones y nuevos tiempos. Nos tocó llegar en el ocaso de un paradigma y la aurora de otro nuevo; y todo para el bien de la Tierra y de todas sus especies.

                Mientras haya una pareja de seres humanos sobre la tierra…, hay esperanza que su sistema emocional y racional concuerde con las leyes naturales del Planeta; capaces de revertir todo el desastre irracional causado por unas elites mundiales que ni se saben quiénes son ni como son, pero han hecho y siguen causando estragos a toda la Tierra y sus especies.

                 El alma se entristece con el ocaso ecológico para millones de especies… que son el reflejo de lo que está sucediendo dentro de la especie humana, aunque se empecina por no verlo.

                Nuestra mayor fuente de energía espiritual es el Universo, el que no está lejos sino circundándonos y dentro de sí mismos..., bastaría que desarrolláramos la conciencia que la Naturaleza se comunica con nosotros en todo momento y no a la inversa.